Hasta el momento, sólo unos pocos, sabían sobre su existencia. Ya que, aún se desconocía, cuántos se habían convertido en aquéllas criaturas monstruosas.
Y por lo pronto, un pequeño grupo de sobrevivientes, trataba de huír de la amenaza; intentando salir al exterior del Mundo subterráneo.
[...]
Enfocados en una única cosa, los sobrevivientes (los dos emisarios, cinco guerreros y cuatro subterrestres), buscaban escapar del Metamorfo, alejándose cada vez más, mientras se camuflaban entre las casas.
Pero a medida que avanzaban en su recorrido, se dieron cuenta de que, habían más de esos mutantes merodeando por la ciudad, en busca de sangre.
Podían oírlos cerca, por las pisadas escandalosas y los grotescos gruñidos que provocaban.
¡A éstas alturas, seguramente la mayoría de los capullos, ya habrían eclosionado!
Y cada vez que se distanciaban más de los Metamorfos, otros, se encontraban emergiendo de los huevos. Tampoco, lograron localizar a los demás subterrestres. Encontraron algunas casas bloqueadas desde el interior, pero nadie que respondiera del otro lado.
Ya era demasiado tarde para perder más tiempo en la búsqueda de otros habitantes. Y aún tenían que encontrar las llaves magnéticas restantes.
Así que apresuraron la marcha ya que, las mazmorras, estaban a metros de ellos. Sólo debían continuar un pequeño trecho. Pero el problema era que la zona era un espacio abierto y despejado. Si las criaturas rondaban por ahí, era seguro que captarian su atención y no tendrían donde ocultarse. A parte, todavía debían solucionar como atravesar las puertas de las mazmorras. Ya que, el clan de los Antropófagos, se había aislado y encerrado antes de que, los parásitos los atacaran.
Y mientras esperaban detrás de un paredón a que, nadie rondara por las cercanías; ellos, pensaban en cómo conseguirían la llave, ante la posibilidad de que, todos los caníbales, se convirtieran en Metamorfos.
Podían ver desde su posición la entrada a las mazmorras (un portón de acero puro, lo suficientemente rígido como para tumbarlo. Y el único acceso a las mazmorras... cerrado desde su interior, por la llave magnética buscada, por los sobrevivientes).
Cabe destacar que, las otras dos llaves magnéticas restantes, también permitían el ingreso a otras dos localizaciones del Mundo subterráneo (la llave que ya tenían en su posesión, accedía al templo de la Hoda Sacramental. Y aún faltaba encontrar la llave del clan de los Subterrestres. Misma que, permitia el acceso al interior de las murallas, donde se encontraban las viviendas del clan).
Pero el problema, no se hallaba en ingresar a dichos lugares, sino, en detectar a los líderes de ambos clanes, quienes mantenían consigo sus respectivas llaves.
Pasado algunos minutos, la zona se encontraba libre y sin la presencia de los parásitos y de los mutantes.
¡El momento de actuar había llegado!, ¡Era ahora o nunca!
[...]
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